domingo, 18 de marzo de 2012

TRISTEZA

Me encuentro en la azotea de mi casa. Es una noche muy linda. Hay una luna espectacular. Me hace recordar a Óscar. De pronto una gran tristeza envuelve mi corazón y pienso en lo que estaría haciendo si en esos momentos tuviera a Óscar  a mi lado.

 Han pasado ya tres meses desde que él se marchó y yo aún sigo sin poder asimilar el que él ya no este aquí. Estos meses han sido muy difíciles, y más si le  sumamos otras cosas.

 Su esposa se la ha pasado insultándome a cada momento que tiene oportunidad. El rostro de su hijo me hace recordarlo, ya que es idéntico a él. Los problemas en mi casa aumentaron cuando se enteraron de mi relación con Óscar. Tambien las presiones de la escuela. Me preocupaba  mi hija, pero yo solo podia pensar en él.

 He tratado de dejarlo ir, sacarlo  de mi mente, pero definitivamente es imposible. Todo a mí alrededor me recuerda a él.

Por ejemplo, cuando llueve las gotas que caen sobre mi rostro me dejan recordar y sentir cuando estábamos juntos. Cierro los ojos y recuerdo esas noches en  que la pasamos intensamente bien.

Los atardeceres en que caminábamos hasta cansarnos y platicábamos sin parar. Todas esas conversaciones eran muy ocurrentes y que no parábamos de  reír, hasta lloramos de la risa.

Observar la luna es lo que más paz me trae. Me hace recordar su hermosa sonrisa y el olor de su cuerpo. Y me pongo a reflexionar  sobre el destino que  me trajo a Óscar, y  ahora no entiendo  por qué lo aleja de mí.

Hoy he llegado a la conclusión de que no podre olvidarlo, y de que tengo que a aprender a vivir con esta tristeza que llevo dentro. Y tendré que utilizarla para poder reconstruirme y comenzar a formarme un futuro tanto para mí como para mi hija, y si en algún momento dado el destino vuelve a poner a Óscar en mi camino, esta vez. Tener elementos suficientes para  poder estar con él, dar todo de mí, sin miedos, y poder enfrentar un nuevo reencuentro esta vez muy esperado...

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